Este es el primer post de una serie en la que os voy a
explicar los BASICOS MAS BASICOS de la dieta vegana. Que puede resultar lo más duro en modificar, huevos, leche, lácteos…
En general los cambios más complicados tienen que ver con
hábitos que realizamos mecánicamente: nos levantamos medio zombis por la
mañana, abrimos la nevera cogemos la leche de vaca, calentamos en el micro y
añadimos chocolate o café, sin ser mínimamente conscientes de lo que
supone consumir ese producto.
Aquí os facilito los pasos para hacer “leche” de avena en
casa, que tiene un sabor y una textura muy parecida a la leche de vaca. Además,
hacerla en casa es económico e increíblemente fácil:
En primer lugar, ponemos 100 gramos de copos de avena a
remojo con agua caliente una media hora.
Pasada la media hora, escurrimos y le incorporamos 1 litro
de agua. Seguidamente, con la ayuda de la batidora mezclamos bien, para que los
copos de avena suelten toda la sustancia.
A continuación, colamos la mezcla, yo utilizo un colador
metálico porque el resultado me gusta, pero si queréis que quede una leche más
fina tenéis que utilizar uno de tela o también existen unas bolsas especiales
para leches vegetales, pero ya lo digo eso a gustos.
Ahora es cuando añado a la “leche” una pizca de sal y un
chorrito de esencia de vainilla. Esto también es totalmente a gusto del
consumidor, se le puede añadir canela o cualquier esencia que se os ocurra.
Los condimentos los incorporo en el último momento, porque
así reservo el “desperdicio” de los copos sin ningún sabor añadido y puedo
utilizarlo para otras recetas tanto saladas como dulces, como pueden ser galletas o
hamburguesas, que os explicaré en otro momento ¡Que aquí no se tira nada!
La avena se considera uno de los cereales más completos y
equilibrados a nivel de nutrientes, rica en hidratos de carbono de absorción
lenta, también es muy rico en proteínas y además contiene vitaminas del grupo B
y hierro.
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